MEMORIAS DE BALTASAR. Trabajando la Noche de Reyes.

Como toda buena historia, lo mejor será comenzar desde el principio.

Hace algunos años en un hospital, muy, muy lejano (más allá de la M50), durante la noche del 5 de enero una ancianita preguntó “¿Y aquí qué pasa? ¿No vienen los reyes, o qué? Y ahí empezó todo…
Fran, Marcos y Alberto en un alarde de la magia de esa noche y con más ilusión que recursos se ataviaron con  barbas de algodón, batas y caramelos como atrezzo e iniciaron una cabalgata nocturna que ya es tradición en el hospital.

Año tras año se ha ido repitiendo el evento, con nuevos integrantes en los papeles de Gaspar (Patri S. , Patri G. y Chema este año) y  como Baltasar, Aramis, perenne desde la segunda edición. Este año, primera edición en la que contamos con 2 pajes, gracias Cris y Paloma. Tras este breve repaso histórico más romántico que necesario, resumiré una noche tan especial con una anécdota que engloba todas  las sensaciones y experiencias vividas.

“Recorridas varias plantas saludando y repartiendo saludos reales, sonrisas y gominolas entre familiares, acompañantes y compañeros (mención aparte merecen todos ellos, por su trato hacia nosotros, complementariedad y simpatía), fuimos al bloque pediátrico donde por la edad de los pequeños transmitimos más miedo y extrañeza que alegría, vicisitud no obstante compensada con creces ante la sorpresa de los que algo más mayores buscaban las miradas cómplices de sus papás al disfrutar de la compañía de sus majestades.

Una vez finalizada la ruta infantil fuimos a por los mayores, con el clásico paseíllo por Urgencias saludando a los compañeros de Enfermería, Medicina, Tigas… e incluso la supervisora que nos apoyó como fotógrafa oficial. No  faltó siquiera el clásico navideño de la suspicacia y la envidia cuando  un mago daba mejor regalo a un compañero que a otro compañero (con cariño para las aludidas).
Como paso siguiente llegamos a la UCI, allí es donde tiene lugar la anécdota que mencionaba previamente. Mientras los reyes ejerciendo el protocolo oficial saludaban  y charlaban con las enfermeras y auxiliares de la planta, Melchor se percata de que un paciente traqueotomizado se retira la ventilación y la ondea de manera llamativa.

Melchor :”¡EL TUBO!, ¡EL TUBO!.

Reyes y personal nos aproximamos corriendo a la cama del paciente, a valorar el surrealismo de la situación, cuando el paciente se recoloca tranquilamente el sistema y nos dice que sólo quería llamar nuestra atención para mandarle una foto a su hija. Ni que decir tiene que el regalo fue para nosotros. Quitamos la corona del roscón, se procedió a la coronación del paciente y le envió la entrañable foto a su hija.

Tras esto, el paciente de la cama contigua pidió otra foto con el mismo fin, sólo que este al no tener el móvil disponible, le pidió el número a la enfermera para que se la enviara a él y luego pasarla. Nunca supe si este segundo paciente tenía hija.

Finalizando el paseíllo nos cruzamos con un dispositivo de UVI Móvil, que nos invitaron a subir a la ambulancia, allí fotos a bajas temperatura para terminar el desfile, con un séquito de más de 10 personas cámara en mano jugándose su salud por una foto con los Reyes para terminar el día.
Retirada de trajes, puesta en común de documentos, repaso de la noche, compromiso de repetición para el año siguiente y mucha, mucha agua y mucho, mucho jabón para el negro.



                Como conclusión, agradecer a todos los pacientes su sentido del humor y su deseo de ser niños cuando se les brinda la oportunidad, por supuesto a los peques cuya inocencia nos hace recordarnos a nosotros mismos hace ya tantos años y, obviamente a todos los compañeros que colaboran, acompañan, jalean, sonríen y hacen inolvidable cada año la noche de reyes, que sin poder disfrutarla en casa, la viven y disfrutan con su segunda familia que somos todos nosotros. A todos, de verdad. GRACIAS.



Baltasar.